Veías a los hombres jugar,
la sonrisa del césped entre gritos y carreras,
no querías sentirla ajena,
tu del aire, ellos de la tierra,
no conocías del exilio y sus extrañas muertes.
¿Te soñaste forma del verde
o querías burlarte del árbitro y su miedo?
No fue un juego la patada en tu vientre.
Debieron contarte que los panameños fueron colombianos alguna vez
y que en este país sabemos matar hasta en los juegos,
pájaro, niño o poema a nadie importa,
pateamos la suerte, el plato,
a la mujer y al perro,
¿no te iban a patear a ti por tocar el cielo cuando quieres
sin tener que orar o drogarte?
No eras sólo un amuleto o un aplauso en la tribuna
cuando los goles nacían de tu vuelo.
Te sabías ave y eras un espejo.
Míranos a todos desde tu silencio,
con la camiseta del espanto,
burlando el fair play
con el odio al filo de los pies.
¡No cantes goool!
Escóndenos el pito o apaga la luz,
se nos acabaron las tarjetas rotas.
La reventamos del estadio,
a la vida, la esférica.
la sonrisa del césped entre gritos y carreras,
no querías sentirla ajena,
tu del aire, ellos de la tierra,
no conocías del exilio y sus extrañas muertes.
¿Te soñaste forma del verde
o querías burlarte del árbitro y su miedo?
No fue un juego la patada en tu vientre.
Debieron contarte que los panameños fueron colombianos alguna vez
y que en este país sabemos matar hasta en los juegos,
pájaro, niño o poema a nadie importa,
pateamos la suerte, el plato,
a la mujer y al perro,
¿no te iban a patear a ti por tocar el cielo cuando quieres
sin tener que orar o drogarte?
No eras sólo un amuleto o un aplauso en la tribuna
cuando los goles nacían de tu vuelo.
Te sabías ave y eras un espejo.
Míranos a todos desde tu silencio,
con la camiseta del espanto,
burlando el fair play
con el odio al filo de los pies.
¡No cantes goool!
Escóndenos el pito o apaga la luz,
se nos acabaron las tarjetas rotas.
La reventamos del estadio,
a la vida, la esférica.