Por Benhur Sánchez Suárez.
Columna de opinión del 17 de Febrero de 2016.
El Nuevo Día, El periódico de los tolimenses.
Jorge Ladino Gaitán Bayona, —como el gran poeta colombiano del siglo XX Jorge Gaitán Durán, diferenciados por el segundo apellido, Durán y Bayona—, es un joven poeta y crítico nacido en Sogamoso, Boyacá (1977), aunque radicado en Ibagué a la muy temprana edad de doce años.
De tal suerte que su formación ha sido más influenciada por la agreste geografía tolimense que por la apacible y muchas veces fría del paisaje cundiboyacense, aunque el territorio de la infancia esté siempre presente.
Desde cuando se vinculó al colegio Champagnat de Ibagué, hasta la recepción de su licenciatura en Lenguas Modernas en la Universidad del Tolima y de su doctorado en la Universidad Católica de Chile, siempre ha sido un permanente activista de la cultura en la ciudad y el departamento.
Precisamente el año anterior publicó dos libros de poemas: Estado de coma, en la colección de la Universidad del Tolima, y Claroscuro, premio de poesía Juan Lozano y Lozano patrocinado por la Secretaría de Cultura del municipio, dentro de su Programa de Estímulos Artísticos y Culturales.
Son dos libros distintos, muestra de su permanente búsqueda de su expresión estética, de lograr su propia voz para comprender el mundo y apropiárselo. Uno es la indagación de la muerte, el universo de un hospital como simbología de una nación martirizada por la violencia y su irracional solución de la muerte, como en Estado de coma.
El otro es la búsqueda de la esperanza en medio de la desaparición y ausencia de los seres humanos, también agobiados por un conflicto eterno donde es impensable perdonar y olvidar tanta barbarie. Eso es Claroscuro.
Sus formatos también son distintos. En el primero maneja la amplitud del verso libre, en que la musicalidad de los versos marca su condición de poemas y en el segundo acomoda su expresión a una especie de haiku, reglado y con su métrica particular, por ejemplo, tres versos en todos los poemas, en los cuales hay descubrir su significación más profunda.
Como dice Nelson Romero Guzmán, nuestro laureado poeta, en el prólogo: «Esta escritura también contribuye a dar significado al vacío en la concepción formal del poema, apenas contenido en una estrofa de tres versos. Aquí el poeta se hace consciente de la precisión de la palabra portadora de la imagen necesaria y a la vez detonante. Celebro la palabra de Jorge Ladino Gaitán Bayona en Claroscuro».
Así transcurre el libro, como en “Reloj de pared”:
“Las horas deslizan ataúdes.
Los minutos destejen la lluvia y sus aromas.
Huele a epitafios y lápidas sin dueño”.
De esta manera Jorge Gaitán Bayona continúa inscribiendo su nombre en las páginas de la literatura colombiana, surgidas de las entrañas del Tolima.
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URL de la columna del Maestro Benhur Sánchez Suárez en El Nuevo Día:
http://www.elnuevodia.com.co/nuevodia/opinion/columnistas/282421-de-sogamoso-a-ibague-y-otros-paises