jueves, julio 13, 2006

REGRESO A “CANTATA PARA EL FIN DE LOS TIEMPOS”

Por Jorge Ladino Gaitán Bayona
(Becario de la Facultad de educación, integrante del Grupo de Investigación de en Literatura del Tolima de la UT. jlgaitan@ut.edu.co )
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Hace diez años la Cooperativa Editorial Magisterio publicó “Cantata para el fin de los tiempos”, novela de César Augusto Pérez Pinzón, nacido en Alvarado (Tolima) en 1954. Ya antes este autor había publicado la novela “Hacia el Abismo” (Plaza y Janés, 1986) y los libros de cuentos “La Calle del Farol Dormido” (Instituto Colombo Americano, 1986) y “Alucinaciones”. De este mismo escritor, el Instituto Distrital de Cultura y Turismo editó en el 2003 “Hijos del fuego”, libro con el que ganara ese mismo año el Concurso Nacional de Cuento Ciudad de Bogotá, en la categoría adultos.

“Cantata para el fin de los tiempos” es una novela donde subyace un profundo homenaje a la misma literatura y al amor, como posibilidades no sólo de catarsis y de recreación estética, sino de reivindicación de la vida frente a los sinsentidos de las guerras (La Guerra de los Mil Días y La Violencia en Colombia) y las tribulaciones de un tiempo donde el hombre asiste a su degradación y a la horrorosa conciencia de que, en vez de avanzar hacia su propia humanización, los pueblos sólo refinan su barbarie.

Dentro de la obra, el amor y el goce de los sentidos son bálsamos que permiten sobrellevar el desencanto. La obra valoriza lo erótico como posibilidad de juego, liberación y trasgresión moral, desde una particular exploración ontológica a la relación incestuosa de los protagonistas.

La novela presenta la vida de dos ancianos (Fabián Cabral y Juanalís) los cuales, ante la desilusión de intentar cambiar el rumbo del país y contemplar la inutilidad de las guerras, deciden aislarse en un cuarto de una casona de Bogotá, donde habrán de tributarse a la memoria (la reconstrucción de su pasado) y la certeza de que les basta apenas su compañía y la literatura para poblar de sentidos su ser en el mundo. El amor y el haber compartido desde niños sus vidas (ella como nana, hermana paterna, amante y compañera sentimental de él) hacen que en ellos la comunicación se funde desde el intercambio de miradas. La palabra cobra sentido cuando el protagonista, ante la inminente llegada de los médicos que lo llevarán al ancianato, se ofrenda a la relectura de la novela que escribiera en un cuaderno.

La existencia de una novela dentro de la obra (cuya lectura se permite a los lectores) viene acompañada de las reflexiones metaficcionales de su autor en torno a las dificultades y satisfacciones que genera la escritura literaria y al papel que en el arte juega la memoria. Se trata, entonces, del reconocimiento de que el artista no es un dios que forma su texto de la nada, sino alguien que pone a funcionar su sensibilidad y su “base enciclopédica” para entrar en diálogo con textos precedentes y así recrear las pasiones humanas. La novela contenida allí maneja una bella historia, poblada de elementos fantásticos y disertaciones filosóficas, desde la figura de un fraile que huye de la Inquisición y quien tiene la capacidad de viajar al pasado. Este ha sido testigo de hechos mágicos y crueles en diversas épocas y espacios: la huida a Egipto del niño Jesús, su madre y José; el encanto de las cortes y una extraña muerte pasional en la mítica Escandinavia de guerreros medievales; la fundación del mundo Muisca y la suerte de algunos líderes; los hechos insólitos y monstruosos durante La Conquista; entre otros. En un final asombroso, donde la verosimilitud no se disloca, su historia se verá entrecruzada con la de su anciano escritor para entrar en un tiempo cíclico donde será el propio lector de su historia.

"Cantata para el fin de los tiempos" es una novela culta en la que el juego intertextual ocupa un papel fundamental. La mente de su protagonista masculino es un pequeño universo literario - pronto a desaparecer como el Aleph en el cuento de Borges- en el que se concentran obras de tiempos y lugares variados. En el texto narrativo de Pérez Pinzón se aprecia esa necesidad de vivir cerca -y casi que dentro- de la literatura. Ella brinda la posibilidad de disipar la tristeza, reírse de la derrota, opacar el miedo a la muerte, conservar utopías y comprender mejor al hombre. De ahí que la mejor lupa para explorar al individuo sea la que brinda la lectura, por lo cual se comparan las acciones de los personajes con las realizadas por los “egos ficticios” de tragedias griegas y obras modernas. Fabián Cabral se presiente producto de la imaginación (“fabrico ilusiones y soy actor deslucido de una comedia irrisoria”) y reconoce que su novela está hecha de "jirones de invenciones de otros tiempos". Desde una óptica borgesiana, existe una compresión de la literatura como palimpsesto. Todos Ios Iibros son apenas un "libro total” y en un texto están -frecuentemente ocultas- huellas de escrituras anteriores. En el instante epifánico de la escritura, un autor es todos los autores y el mundo una gran biblioteca para que el escritor, una vez más, retome la condición humana.

En todo caso, ese placer de la reescritura y la búsqueda de lo dionisiaco, mediante el vuelo intermitente de la imaginación, exige un trabajo riguroso con la palabra y con las técnicas literarias ya que, si la vida se justifica como fenómeno estético y la literatura ha de ser el eje sobre el que girará la historia, no se puede, entonces, abandonar a la suerte las enormes posibilidades expresivas del lenguaje. De ahí que, en “Cantata para el fin de los tiempos”, el elemento poético se torne esencial en la configuración de la belleza artística. Esta característica, junto con la metaficción, las alusiones intertextuales, los monólogos, los elementos analépticos y prolépticos y el uso de técnicas narrativas, dan variados atributos estéticos a una novela, cuya historia y profundidad humanística la tornan atractiva a la lectura.

LA POESÍA COMO CONTRACARA DE LA VIOLENCIA COLOMBIANA EN LOS VELOS DE LA MEMORIA, DE JORGE ELIÉCER PARDO RODRÍGUEZ

  Jorge Ladino Gaitán Bayona (Grupo de Investigación en Literatura del Tolima, Universidad del Tolima)     Ponencia del 13 de noviembre de 2...