domingo, agosto 22, 2010

BRIAN CLOUGH Y LA UNIÓN DE LOS CONDENADOS


Por Jorge Ladino Gaitán Bayona
(Integrante del Grupo de Investigación de literatura del Tolima de la UT,
jlgaitan@ut.edu.co)

Brian Clough (1935-2004) no sólo fue un sensacional delantero inglés de clubes menores con 267 goles en 296 partidos a quien una lesión de ligamento cruzado anterior obligó a retirarse con 29 años, sino, ante todo, un director técnico cuyas gestas resultan casi incomparables en la historia del fútbol. En 1967 con su asistente Peter Taylor tomó al Derby County, equipo que llevaba diez años en la segunda división inglesa, trazó un proyecto de trabajo en el que se reenganchó incluso viejas glorias del balompié y logró que en la temporada 1968-1969 fuera el campeón y ascendiera a la primera división.
Tras dos años de buen fútbol el Derby County se coronó campeón de la liga 1971-1972. En la temporada 1972-1973 el equipo se instaló en semifinales de la Copa de Europa donde fue eliminado por la Juventus mediante acciones en las que se sospechó de mafias italianas, amenazas y arbitrajes amañados. Hasta aquí resulta asombroso cómo la batuta de Brian Clough y los consejos de Peter Taylor permitieron que un equipo insignificante pasara del ostracismo a figuraciones importantes en Inglaterra y el viejo continente; sin embargo, vendrían hazañas mayores ya no con el Derby County sino con el Nottingham Forest.
Al Nottingham Forest, a quien tomara Clough en 1975 en la segunda división, lo llevó a la primera en dos años de trabajo. En la primera temporada de presencia del club en la liga inglesa (1877-1978) lo sacó campeón. En ese mismo año aparte de la liga -el torneo más relevante en Inglaterra- ganó también la segunda copa en importancia, llamada justamente Copa de la Liga. El equipo era imparable no sólo para sus rivales británicos, sino también para clubes destacados del primer mundo, pues ganó por dos ocasiones consecutivas la Copa de Europa en 1979 y 1980. Con el mismo Nottingham –donde una de las tribunas lleva el nombre del técnico leyenda- obtendría nuevos reconocimientos en décadas posteriores.
Cuando se piensa en grandes directores técnicos en la liga inglesa, los casos por ejemplo del escocés Sir Alex Ferguson con el Manchester United o del francés Arsène Wenger con el Arsenal, es difícil compararlos con Brian Clough. Todos ellos triunfadores, exponentes del fútbol de toque y tremendos estrategas con prestigio internacional. Sin embargo, lo que hace diferente a Clough es que no le tocó el camino fácil llegando a equipos de renombre y poderío económico, sino que llevó al estrellato clubes con dificultades económicas, por los que apenas existía la lástima, condenados además a la segunda división. Una cosa es hacer más triunfal lo que de por sí es grande y otra, casi épica, tornar en majestuoso lo que antes era desdeñable. Eso es lo que implica, para la historia del fútbol británico y mundial, la figura de Brian Clough y de su amigo y asistente Peter Taylor, si bien hubo momentos de distancia entre los dos en estos y otros clubes.
Por supuesto la vida de Brian Clough ha eclipsado a poetas, cantantes, novelistas, dramaturgos y cineastas, no únicamente por sus glorias deportivas, sino también porque era una suerte de poeta maldito del fútbol: alcohólico consumado; ególatra y arrogante; saboteador de Status quo; socialista declarado que apoyaba en huelgas a mineros y obreros; irreverente y altanero en sus cuestionamientos a jugadores, técnicos y empresarios del balompié; enfermizo y muerto de cáncer. En el 2006 David Peace publicó un libro titulado The damned United donde aborda no su etapa triunfal sino su fracaso cuando dirigió, irónicamente, al poderoso Leeds United, equipo al que siempre había cuestionado. Dicho libro fue llevado al cine en el 2009 por el prestigioso director Tom Hooper bajo el mismo nombre (en castellano se encuentra traducida como La unión de los condenados). En el guión intervino Peter Morgan, recordado por llevar a la pantalla grande seres de la vida real en películas como “La reina” o “Frost-Nixon”.
La unión de los condenados, cinta del Reino Unido de 98 minutos de duración, es protagonizada por Michael Sheen y en el papel de Peter Taylor está Timothy Spall. Esta película de Tom Hooper, a diferencia de muchas otras basadas en hechos reales o imaginarios, no cae en las típicas historias de superación personal o en el canto llano del triunfo. Por el contrario, prioriza el lado débil de quien es sinónimo de gesta. El presente de la historia es el corto periodo de 44 días en 1974 durante el cual Brian Clough fracasó como entrenador del Leeds United, equipo importante al que había criticado en años anteriores por sus estrategias sucias y quebrantapiernas, al que en vano quiso cambiarle el estilo de juego puesto que los propios deportistas –leales a la impronta de Don Revie, el técnico anterior- obstaculizaron su proyecto. 44 días de infierno personal en los que entró en conflicto con futbolistas, periodistas y directivos, noches ebrias en las que exacerbó su odio por Revie y en las que lo acompañó la culpa de haberse peleado con su amigo Taylor, quien ya no era su asistente.
A la cinta no le interesa explayarse mostrando lo que ocurre en las canchas en su lado evidente: piernas afrentadas, goles y maniobras notables. Esa es su diferencia, por ejemplo, con la insulsa trilogía Gol. Su lado profundamente humano y poético está más allá del campo de juego, en los momentos donde se confabulaban la soledad, la derrota y la ira. Resultan conmovedoras al respecto las focalizaciones que se hacen del protagonista. Otra cosa es que, desde el presente de la historia, se generen flash backs que retoman los triunfos de Clough y Taylor con el Derby County. Adicional a la exploración de la esfera angustiosa y violenta de Clough, quien sin embargo era exquisito y sutil en el fútbol que promovía, La unión de los condenados atrapa por la manera como explora el tema de la amistad entre el afamado técnico y su asistente, no sólo en sus complicidades, aciertos y desaciertos a nivel deportivo, sino también en nexos más fuertes que tocaban la esfera afectiva y familiar. He ahí la enorme riqueza de una obra fílmica que vale la pena ver por su buena factura técnica, por fundir imágenes reales y otras ficcionalizadas y, principalmente, porque, en vez de reducir el fútbol al simple espectáculo, lo pone en relación con los dramas, conductas, utopías, victorias y fracasos del individuo.

LA POESÍA COMO CONTRACARA DE LA VIOLENCIA COLOMBIANA EN LOS VELOS DE LA MEMORIA, DE JORGE ELIÉCER PARDO RODRÍGUEZ

  Jorge Ladino Gaitán Bayona (Grupo de Investigación en Literatura del Tolima, Universidad del Tolima)     Ponencia del 13 de noviembre de 2...