(Poeta y ensayista. Premio Nacional de Poesía Carlos Héctor Trejos, 2009).
La
escritura de un libro de poemas supone una experiencia intelectual y otra
emocional, nos dice el poeta Gabriel Arturo Castro, ello deriva, diría yo, a
que la vida del autor y su acervo cultural se mezclan para crear una obra desde
el lenguaje. Nada nuevo hay hasta aquí. Su lectura, en cambio, trae otra
experiencia, la del silencio al que está llamado el lector para disfrutar de
cada palabra o para agonizar con ella. En el libro
Buzón de naufragios, el poeta Jorge Gaitán se vale de la
sentencia de Gabriel Arturo Castro para dejarnos -solos- frente a una poesía
que emplea el lenguaje poético para recrear la historia de un país a medio
nacer. Así el lector ratifica esa vieja frase que reza: un libro de poemas debe
sugerir otro.
El
autor hace parte de una generación de poetas que crece en medio de un país
descuadernado, hijos de la violencia partidista de los años 50, herederos del
Frente Nacional, del narcotráfico y del paramilitarismo, marcados por hechos
que tallan su quehacer con la palabra y con el arte. Esto hace que las
situaciones que atraviesan la historia de su existencia no se vean ajenas; sin
buscar exorcismos o huidas del momento aciago que les toca vivir, intentan
desde la construcción del lenguaje poético, como es el caso de Gaitán, nombrar
los episodios para que no los cobije el manto del olvido.
El yo poético es la
herramienta que utiliza la poesía de Jorge Gaitán para desandar los pasos de
otros poetas, recuerdo los poemas "A Cali ha llegado la muerte"
de Emilia Ayarza, "Llanura de Tulúa" de Fernando Charry Lara, "La
Balada de los pájaros" de Mario Rivero y "Tierradentro
II" de Ornar Ortiz Forero, por citar algunos textos
trascendentales entre la poética colombiana, y dejar claro que una nueva voz y
su lenguaje también anidan entre las ruinas de este país.
Imposible
dejar atrás el momento en que crece el poeta en su tubo de ensayo, su hábitat,
su caldo de cultivo, su historia. ¿Y cómo debe enfrentarlo si se sabe
fragmentado, hecho escombros?. Debe salir de allí armado, completo, y sólo
tiene el poema para defenderse. Ese momento donde crece la poesía, el autor lo
va a enfrentar desde la memoria. Es allí donde juega mejor Jorge Gaitán; apela
a la memoria -no a la suya, que podría volver el poema una mera anécdota sino a
la de sus lectores-, y la sangre derramada, las balas, los secuestros, las
tomas guerrilleras, el destierro, los campos minados y el horror, se hacen
presentes en su libro Buzón de naufragios; cada lector hará
parte de una historia que no deja ver esperanza al final del poema.
Jorge
Gaitán explora con su propuesta estética y sus juegos de palabras un campo
poético que puede estropearse si no se tienen el tino, la maestría, la poética
justa para dominar el lenguaje de los medios (el televisivo, el radial, el de
la prensa escrita y el de las redes en internet), así sus juegos son empleados
para no hacer tan pesada la carga de la historia que llevan sus lectores.
Con
aciertos en las imágenes y con recursos literarios, Gaitán va de la guerra a la
ausencia, del olvido a la muerte, de la vigilia a la pesadilla, del poema a la
microhistoria y construye su libro desde cuatro intertítulos: "Las
tablas del hastío", "Ausencias", "Gramáticas y destrozos"; por último, "El
ángel venía de lejos".
Una
lectura entre líneas nos dirá sobre "Las tablas del hastío"
que cierta irreverencia desde lo político se hace presente; en "Ausencias",
como es obvio, la soledad atraviesa los versos; al llegar a "Gramáticas y destrozos" hay burla, humor negro en su propuesta
literaria; ya en "El ángel venía de lejos" uno puede entrever
el desencanto con la poesía y sus propuestas repetitivas de taller o de los
áulicos que siguen a un maestro. Gaitán se quiere alejar de lo conocido, de
nombres ya clásicos en nuestras letras; se propone -digamos- reinventar el
discurso poético; si lo logra o no, estará en las manos del tiempo.
Es
complejo escribir. Más un libro temático de poesía. Mucho más uno sobre la
historia de la violencia que acompaña nuestros países suramericanos y salir
bien librado de su escritura. Buzón de naufragios
posee la voz de un lector, conocedor además de movimientos literarios, de la
historiografía de la literatura latinoamericana, de la historia política y
social del continente, conoce por igual autores y obras, y desde allí le
apuesta a quedarse en las letras colombianas. El camino es largo y estrecho,
esperemos que Jorge Gaitán no renuncie.
NOTA ACLARATORIA
Esta
reseña de Juan Carlos Acevedo Ramos sobre el libro de poemas Buzón de naufragios, de Jorge Ladino
Gaitán Bayona (Ibagué: Universidad del Tolima, 2012), es tomada de: Santo & Seña, concentrado para polillas. Número 10, Agosto de 2012, Fundación CAPCA,
p. 9.